En esta charla, el Dr. Moriano nos explica con lenguaje sencillo, ameno y
entretenido qué camino siguió el Dr. Hamer para saber qué es el cáncer,
qué lo provoca y cómo, merced a sus revolucionarios descubrimientos, se
puede curar de esta enfermedad.
"Buenos días a todos. Mi madre cuando conoció esta medicina me hizo un
comentario: “Ahora entiendo por qué hay tantas enfermedades y tanto
cáncer, es porque se está perdiendo el confesionario. Por eso antes
había menos”.
Parece una bobada pero cuando les explique qué es la Nueva Medicina lo van a entender mucho mejor.
Por primera vez en la historia podemos trabajar con leyes de la
naturaleza. Es decir, los médicos hasta ahora veníamos trabajando con
hipótesis, con axiomas no contrastados, con mucha especulación. Esto
hacía que pacientes sometidos a un mismo tratamiento dieran diferentes
resultados. La medicina clásica es una maraña de interpretaciones, una
maraña de especulaciones pero es la única ciencia por llamarla de alguna
manera que trabaja sin leyes.
La medicina entra en la Academia de Ciencias francesas a finales de
1800, es considerada ciencia pero realmente los médicos que hemos hecho
medicina clásica no la hemos visto como ciencia sino como un arte
especulativo y además aproximativo y de ningún modo veíamos resultados
de causa-efecto.
Por primera vez en la historia, el médico alemán Ryke Geer Hamer,
catedrático de medicina, especialista en medicina interna, especialista
en psiquiatría, especialista en radiología (aparte de eso cursó la
carrera de Teología) enuncia leyes de la medicina. Hamer estudió estas
especialidades con todo rigor, tres años por especialidad. Ejerció
durante quince años como jefe de diversos servicios hospitalarios en
varios hospitales de Alemania. En la década de los 70 llevaba ya un
tiempo dándose cuenta de que la medicina era muy especulativa, que no
encajaba entre las otras ciencias. Se dio cuenta que faltaba algo, que
no había orden ni concierto.
La muerte de un hijo suyo, que fue un hecho famoso porque fue a causa de un disparo que le dio Victor Manuel de Saboya,
príncipe heredero de la casa de Saboya, fue un hecho determinante. El
ya había desarrollado algo sobre la Nueva Medicina y se reprocha a sí
mismo no haber tenido el coraje de sacar a su hijo de los tratamientos
de la medicina clásica y tratarlo como él quería.
Tras la muerte de su hijo Hamer se descubre un cáncer de testículo y
su mujer, que también es médico oncólogo, desarrolla un cáncer de mama
izquierda.
La pregunta de Hamer es como es posible que dos personas sanas,
relativamente jóvenes todavía, desarrollen ambos un cáncer y lo
relaciona con el hecho traumático de la muerte del hijo.
En ese momento Hamer era el jefe de los servicios de radiología,
oncología y de medicina interna de modo que estaba en condiciones muy
especiales para realizar su tarea de investigación.
El protocolo oficial para el cáncer es cirugía, quimioterapia y
radioterapia y se sabe cuál es el resultado para el 95% de los casos.
Hamer se subleva ante esa posibilidad y sobre todo animado por el hecho
de ver que hay una incidencia altamente dramática en la vida de él y de
su esposa que pudiera estar relacionado con la aparición de la
enfermedad.
En el hospital universitario donde trabaja empieza a hacer una cosa que
hasta ese momento la medicina no había hecho nunca. En realidad sí se
había hecho pero tan antiguamente que ya ni se recuerda en los libros de
medicina: preguntarle al paciente por qué cree que está enfermo.
Entonces
les empieza a preguntar a los enfermos de cáncer del hospital si ha
vivido alguna historia o algún incidente altamente traumático en su
vida, anterior a la aparición del cáncer. Para su sorpresa encuentra que
absolutamente todos refieren una historia altamente dramática en un
tiempo anterior al de la aparición de la enfermedad.
En un principio lo que constata es que todos, absolutamente todos tienen
ese hecho dramático. Luego empieza a analizar por descarte, por tipo de
enfermedad. Pregunta por ejemplo a 100 mujeres diestras con cáncer de
mama izquierda para tratar de encontrar un denominador común.
Es así que va encontrando enfermedad por enfermedad un denominador común
de esa enfermedad. Las 100 mujeres con ese cáncer intraductal de mama
izquierda tienen un mismo incidente en su vida, un mismo hecho
traumático con un mismo colorido. Pero cuando analiza 100 casos de
cáncer de riñón encuentra exactamente lo mismo. Cuando analiza los casos
de cáncer de pulmón encuentra lo mismo: un denominador común distinto
del de mama y de riñón. En principio lo que encuentra es la relación
entre la siquis, es decir las vivencias de las personas y el órgano
lesionado.
La sorpresa más grande que se lleva es darse cuenta que no es una
relación del 90 o 95% que ya sería como para tener en cuenta, sino que es del 100%.
Empieza a darse cuenta que está tocando leyes de la naturaleza. Las
leyes de la naturaleza, como todos sabéis, dicen que este objeto se
caería un millón de veces si yo lo soltara puesto que se ejerce sobre él
la fuerza de la gravedad que es una ley de la naturaleza y no cabe la
más remota posibilidad de que al soltarlo se quede suspendido en el
aire.
Pues lo que ha descubierto Hamer es de esta índole. Yo sé que parece muy
duro, muy difícil de creer, imaginaros lo que puede suponer para
nuestra clase médica, que por primera vez le pongan por delante cinco
leyes de la naturaleza que se cumplen en el 100 por cien de los casos.
Cuando él se da cuenta de esa relación, lógicamente piensa que el ser
humano no es solamente una rodilla, no es solamente un codo, no es
solamente un pecho. La medicina clásica en su súper especialización
continua, nos obliga a especializarnos cada día más. Es habitual que si a
una persona le duele una rodilla va a un traumatólogo pero a su vez ese
traumatólogo le deriva a un compañero que es a la vez traumatólogo pero
más especialista que él en la rodilla con lo cual el traumatólogo
especializado en rodilla sólo sabe de rodilla. Se está perdiendo la
visión de conjunto, tratamos el cuerpo humano por piezas, por partes
separadas del todo y Hamer lo que sí tiene muy claro es la unidad del
ser humano. Se da cuenta que el ser humano tiene psique, cerebro y
órganos. Está encontrando la relación entre psique y órgano. ¿Qué está
pasando mientras tanto en el cerebro?
El
es radiólogo y está harto de hacer scanners (tomografía computada) y
nunca ha visto en el cerebro una señal de nada. Todo sabemos que el
cerebro dirige todas las funciones del cuerpo, sin embargo esto no es
tenido en cuenta por la medicina clásica, lo olvida sistemáticamente.
Todos sabemos que el cerebro controla las funciones de todos los
órganos, de todos los tejidos y que está conectado con todas las
células. Es más, la medicina clásica admite que una célula, sólo una
célula, es capaz de recibir un orden de 55.000 estímulos bioquímicos
simultáneos a través de neurotransmisores pero solo conoce un orden de
20. Pero en cuanto a estímulos bioeléctricos es incalculable la
posibilidad que tiene una célula de recibir información simultánea. Sin
embargo no tenemos en cuenta este flujo de información y seguimos
investigando sobre la celulita, que si los oncogenes, que si la célula
hace, que si la célula deshace como si la célula fuera un ente aislado
del resto del organismo, que llevara su propia vida y se mantuviera
completamente ajena a las órdenes cerebrales.
Todos sabemos que un estudiante a la hora de presentarse a examen
puede tener una colitis. Todo médico diría que es normal y que es
producto de su estado de ánimo. Si nos damos un susto nos aumenta la
frecuencia cardíaca, también eso es normal. Ante una situación que nos
repele se nos ponen los pelos de punta. La úlcera se llama ya úlcera de
estrés dando por hecho que el estrés es la causa de las úlceras de
duodeno. Se habla también del infarto de miocardio en las personas de
riesgo que trabajan mucho.
Hasta ahí a la medicina no le queda más remedio que asumir, que admitir
la relación psique-organo pero cuando hablamos de enfermedades mayores
la medicina deja de lado estos supuestos. Dice: las enfermedades de las
que hemos hablado hasta ahora son enfermedades psicosomáticas y que las
trate el médico de cabecera, el médico de pueblo o el siquiatra pero
dejen para nosotros los cánceres y las enfermedades graves que son
asunto de los entendidos de la materia.
Hamer, ante la posibilidad de que el cerebro pueda dar alguna señal
de lo que está pasando a nivel psíquico y a nivel orgánico, se sienta un
día ante un scanner que tiene en el hospital en el que es jefe del
servicio y empieza a hacer un scanner cerebral, cosa que hasta ahora no
se había hecho nunca, de aquellos pacientes que tienen una patología no
neurológica, no cerebral, por ejemplo un cáncer hepático.
Todos sabemos que en la radiología hay unas imágenes que la medicina
nunca ha sabido explicar. Son un tipo de circulitos dispersos por el
scanner cerebral que aparecen en lugares diversos y como la medicina
nunca pudo darles explicación son considerados todavía como
-artefactos-, productos de la máquina, problemas de la máquina.
Hamer
se sentó por primera vez en un scanner para ver si esos “artefactos”
tenían algo especial que decirle en la relación causa-efecto. Y para su
sorpresa comprueba que esas cien mujeres que tenían un cáncer
intraductal de mama tenían un redondelito de esos, un “artefacto” en la
misma zona del cerebro que paradójicamente es la zona del cerebro que
rige la mama izquierda. Pero si analiza los pacientes que tienen un
problema de riñón encuentra que todos, absolutamente todos, tienen un
artefacto en una zona del cerebro que paradójicamente es la zona del
cerebro que rige el riñón. Tanto es así que descubre una cartografía,
añade una cartografía nueva al conocimiento médico. Comprueba que eso
que se llamaban artefactos no son artefactos sino la señal cerebral de
lo que está ocurriendo a nivel psíquico y a nivel orgánico.
El me contaba un día que cuando descubrió eso se quedó durante tres
horas sentado delante de un scanner porque no daba crédito a lo que
acababa de descubrir imaginando lo que venía detrás, lo que iba a venir.
Era demasiado fuerte para que una clase médica sumamente establecida
pudiera asumir semejante descubrimiento. Pero como no podía ser él el
único que diera vueltas sobre este asunto se fue a la Siemens que es en
Alemania la empresa más grande que produce scanners y todo tipo de
aparatos de radiología.
Al entrevistarse con el jefe de ingenieros de la Siemens y plantearse lo que acababa de descubrir, éste le dice: “Pues
mire no está Ud. muy alejado de lo que nosotros pensamos porque nunca
hemos creído que esas imágenes fueran artefactos, la máquina no puede
producirlos. Pero como la clase médica no puede explicarlos y nosotros
tampoco se sigue sosteniendo que lo son. Pero podemos salir de dudas,
podemos crear un protocolo y durante seis meses vamos a estudiar con dos
máquinas diferentes para ver si son realmente artefactos o están en la
cabeza del individuo”. El protocolo es muy sencillo y la manera de
investigarlo es tremendamente fácil y hoy puede hacerse en cualquier
servicio de radiología. Si el artefacto lo está produciendo la máquina y
la máquina lo produce en una determinada dirección en relación a la
cabeza del paciente giremos la cabeza del paciente. Si la imagen se
produce ahora en el mismo lugar anterior estaríamos frente a un
artefacto. Si la imagen se mueve junto con la cabeza del paciente es
porque el objeto está en la cabeza y no es producto de la máquina. Si
repetimos la experiencia con otra máquina diferente y ocurre lo mismo
habremos llegado al resultado buscado. Lo que se había planeado como un
protocolo para seis meses en dos meses quedó resuelto (NOTA de Mino: el
documento emitido por los ingenieros de Siemens)
La conclusión es que esas imágenes estaban en las cabezas de los pacientes y eran la señal de las enfermedades orgánicas.
Así es que Hamer postula su primera ley: La Ley de Hierro del Cáncer.
“De hierro” porque se cumple en el cien por ciento de los casos. Y no
solamente vale para el cáncer. La ley se llama “Ley de hierro del cáncer
y enfermedades similares al cáncer”. La palabra cáncer en la medicina
que nosotros trabajamos ha perdido toda su fuerza y tragedia.
La primera vez que la formula, Hamer dice: todo shock
psíquico, altamente traumático, que nos toma por sorpresa y es vivido en
aislamiento, produce una ruptura de campo electrofisiológico en un área
concreta del cerebro y a partir de ese momento se lesiona el órgano que
gobierna esa parte del cerebro.
Todo shock psíquico, altamente traumático, hiperagudo que te pilla a
contra pie, es decir inesperado, produce estos efectos. Que te pilla a
contra pie y vivido en aislamiento: esto es tremendo, es importantísimo y
condición sine qua non para que se produzca el cortocircuito
cerebral. La persona se lo tiene que tragar. La idea por ende le está
dando vuelta continuamente, lo vive en soledad, en aislamiento, no lo
comunica. Mientras dura esa situación conflictiva se produce un
cortocircuito a nivel cerebral y desde allí se manda un error de
codificación al órgano.. De este modo aparece la enfermedad en el
órgano. Esta primera ley se cumple en el cien por ciento de las
enfermedades excluyendo tres tipos de enfermedades: los traumatismos,
los envenenamientos y las que ya se nace con ellas. Todas las demás,
absolutamente todas se rigen por esta ley.
Hamer sigue adelante investigando y además a una velocidad tremenda y descubre que la enfermedad es un proceso bifásico.
Hasta ahora la enfermedad solamente se tiene en cuenta al momento de
dar su primera sintomatología o cuando es descubierta por una prueba
radiológica o por una prueba fortuita en el hospital pero nada más. El
proceso empieza en el momento en que aparece el primer síntoma de la
enfermedad y hasta que la enfermedad termina. Hamer se da cuenta que
esto no es cierto. ¿Por qué? Porque lo primero que debe hacerse es un
scanner cerebral (él a partir de ese momento y todos nosotros ahora
trabajamos con scanner cerebral) que es una prueba científica
irrefutable. Con un scanner cerebral sin saber la historia del paciente
se puede diagnosticar todo lo que tiene, lo que ha tenido, en qué fase
se encuentra y qué lo ha producido. Esto es una prueba científica, no es
una especulación, no es medicina alternativa ni es una medicina
especulativa. Esto es: señor mío, aquí tenemos un scanner y vamos a ver
si es verdad o mentira lo que yo digo comparándolo después con la
historia clínica del paciente. Esto es lo más tremendo que Hamer ha
aportado a la medicina.
Además, al seguir investigando descubre que el artefacto
en los scanners puede ser de dos formas: si hay 100 personas con un
problema de riñón, 50 tienen por ejemplo un artefacto en forma de
-diana-, es decir un círculo con un punto en el medio y los otros 50 lo
tienen en forma de mancha, es un círculo con una mancha negra, un edema
cerebral. Entonces Hamer se da cuenta que los que lo tienen -en diana-
tienen el conflicto activo, están viviendo el conflicto en ese momento.
Si se le pregunta al paciente sobre el contenido del conflicto el
paciente responde cosas del tipo: sí, todavía estoy enojado con mi
hermano o yo todavía estoy pendiente de la herencia de mi tía.
Pero sin embargo aquellos que tienen la mancha, han tenido el conflicto
pero lo han resuelto. Y esto en el 100 por ciento de los casos: no hay
un individuo con una imagen -en diana- que diga yo ya he resuelto el
conflicto y tampoco hay un individuo con esa imagen en forma de mancha
que diga: yo no he tenido nunca ese conflicto. Ocurre siempre en el 100
por ciento de los casos.
Además paradójicamente, a nivel orgánico existe una sintomatología de
conflicto activo y una sintomatología de conflicto en solución. De este modo Hamer descubre la segunda ley que es la ley del carácter bifásico de las enfermedades: Toda enfermedad es un proceso bifásico en tanto y en cuanto la persona resuelva el conflicto.
Es decir que hay una primera fase de enfermedad que es la fase del
conflicto activo y hay una segunda fase que se desencadena siempre que
la persona resuelve su conflicto. Y en ese momento la solución ocurre,
lo mismo que en la fase activa, en los tres niveles: a nivel síquico esa
persona ha resuelto el conflicto, a nivel cerebral lo que antes era una
diana ahora es una mancha y en el nivel orgánico lo que antes era
enfermedad, ahora comienza la fase de curación orgánica. El cerebro da
la orden de restitución del daño causado. Esta explicación terapéutica
está a años luz de lo que hasta ahora conocíamos. Lo más impresionante,
vuelvo a repetirlo, es que se cumple en el 100 por ciento de los casos.
Sin
embargo encuentra un muro impresionante. Muchas veces está el conflicto
en solución, con su imagen cerebral en forma de mancha, a nivel
síquico, hablando con el paciente, el paciente relata que tuvo el
conflicto pero que ya lo ha resuelto y en ese momento empiezan a
aparecer los síntomas a nivel orgánico. Y eso no encaja. A veces no
existe relación entre el estado emocional del paciente, su estado
cerebral y algunas enfermedades. En la fase activa no han dado señal,
sin embargo en la fase de solución empiezan a dar señales, empiezan a
dar sintomatología. Hamer empieza a investigar sobre embriología.
Embriología es la parte de la medicina que estudia desde el momento
de la fecundación hasta el momento del parto, es decir la evolución del
embrión, cómo se va formando. Pero
todos los médicos sabemos de embriología lo que aprendemos en el primer
trimestre del primer año de medicina en Anatomía I. Una vez aprobado
ese trimestre se sigue adelante y no se vuelve a estudiar embriología en
el resto de la carrera. Por lo tanto, la bibliografía que hay sobre
embriología es simplemente descriptiva, de cómo se va formando el feto.
Parecería ser que la Naturaleza no tiene mayor intención en esa
formación.. Es un hecho como puramente casual: de alguna manera se tenía
que formar, ya hemos descubierto cómo, así que cerramos el capítulo.
Es por eso que Hamer se ve obligado a investigar qué importancia tiene
que un órgano esté formado por un tejido o por otro. Todos sabemos en
medicina que todo el organismo está formado por solamente tres tejidos,
tres hojas blastodérmicas: el ectodermo, el mesodermo y el endodermo.
Bien, Hamer se pone a estudiar qué importancia tiene que un órgano esté
formado por mesodermo o endodermo y es en este punto cuando descubre su
tercera ley que es la confirmación de la segunda. Descubre cómo
funciona cada tejido del organismo en conflicto activo y en conflicto en
recuperación y se encuentra con que el 80% de las enfermedades actualmente diagnosticadas como enfermedades son en realidad la fase de curación de los conflictos.
Es decir por ejemplo si un cáncer intraductal de mama en una mujer, al
ser un ectodermo, un ectodermo en fase activa del conflicto pierde
sustancia, se hacen úlceras en los conductos galactóforos de la mama
pero la mujer y el médico no lo notan porque ese proceso no da
sintomatología. Sin embargo a nivel cerebral tendría la imagen en diana y
a nivel síquico esa mujer tendría el problema activo. Pero si la mujer
resuelve el conflicto inmediatamente viene la orden cerebral de curación
del daño causado.
Yo
siempre pongo un ejemplo que vais a entender rápidamente porque supongo
que esto es demasiado espeso para los que no son médicos: un día a uno
cortando jamón se le va el cuchillo y se lleva un trozo de carne, no un
corte sino un trozo. Todos sabemos lo que ocurre al día siguiente, la
medicina lo ve normal y lo deja evolucionar. Al día siguiente lo que
ocurre es que se inflama la zona de alrededor de la úlcera y se van a
empezar a reproducir los tejidos del borde con la intención de cerrar el
agujero, de restaurar el daño, de tapar el boquete. Durante ese tiempo
la zona va estar más o menos enrojecida e inflamada. El cerebro ha dado
inmediatamente la orden de reparar el daño. A nadie se le ocurriría ir a
un oncólogo a que le hiciera una biopsia de esa herida. Pobre de él si
se le ocurriese ir y más si el oncólogo le hace caso -lo que es difícil-
y le saca una muestra del borde de la herida y se la manda al patólogo.
Sin decirle nada al patólogo porque si le dice algo el patólogo ya sabe
lo que tiene que decir. Pero si no le dice nada el patólogo va a firmar
un informe que dice que eso es un epitelioma, un cáncer de piel. Pero
lo que en realidad se está produciendo es el relleno de un agujero.
Bien, en la mama de la que hablábamos antes nadie ha visto la primera
fase de la enfermedad, la fase del conflicto activo. Sólo se ve la fase
de solución que es la aparición de un edema alrededor de las úlceras de
los canales galactóforos de la mama y una proliferación celular en los
bordes de las úlceras que intenta rellenarlas. Pero claro como da
inflamación y molestias, la mujer sale corriendo al ginecólogo, el
ginecólogo ve eso anormal, fuera de lugar, le hará una biopsia y el
diagnóstico será cáncer intraductal de mama. Y esa señora se estaba
curando. Esa señora no tenía cáncer ya.
Esto que digo sé que es brutal porque hoy por hoy es la causa de muerte más importante en las mujeres. Sin embargo el cáncer de mama se diagnostica siempre en fase de curación.
Ahora
veamos qué haríamos nosotros: tranquila señora Ud. no tiene ningún
problema, ni biopsia ni nada. Déjelo y lo mismo que a los quince días
terminaba el proceso de cicatrización del cuchillo del jamón, el edema
se retira y la zona queda cicatrizada, exactamente lo mismo hace el
organismo en la mama. Y al cabo de un tiempo eso se retira y no pasa
absolutamente nada.
Esta es la tercera ley. Hay tres tejidos. De este que hemos hablado
es el ectodermo. Pero otro tipo de tejido es el endodermo que es el tipo
de tejido que forma fundamentalmente el tubo digestivo que funciona
completamente al revés. En vez de perder sustancia en fase activa lo que
hace es proliferar sustancia en fase activa y necrosarse en solución.
Por ejemplo un señor vive un conflicto del tipo que nosotros llamamos
de guarrada. Le han hecho una guarrada muy grande. Concretamente un
señor que es socio de su cuñado, un día yendo al notario, después de
muchos años de sociedad, descubre que el cuñado ha puesto todo a su
nombre y prácticamente lo ha dejado en la calle. Vive la situación no
solamente desde el punto de vista económico sino también por aquello de
que “mi cuñado me ha hecho una guarrada”. El colorido del conflicto es
el que determina el área concreta del cerebro que se va a lesionar y por
lo tanto el órgano afectado. Por eso es que en 100 casos de mama, las
100 mujeres tienen un conflicto con el mismo colorido. Si son diestras y la mama es la izquierda sería un conflicto de madre-hijo. Conflicto de separación de un hijo. Si la mama es la derecha sería un conflicto general y especialmente de pareja.
Pero volviendo al ejemplo anterior, al vivir el conflicto como
guarrada, no como pérdida económica sino como guarrada, el señor lesiona
la zona cerebral que rige el colon y mientras está viviendo el
conflicto activo, en el colon se está produciendo un tumor, es un
carcinoma de colon, es un tumor en la luz del colon. Si ese tumor crece y
no llega a un tamaño suficiente, no afecta al tránsito intestinal y la
persona no tiene sintomatología. Pongamos que al cabo de uno o dos meses
se decide y le cuenta a su mujer y habla con su cuñado. El cuñado
reconoce su error y llegan a un acuerdo, van a la escribanía y arreglan
todo. El señor resuelve su conflicto. Pero al cabo de unos días comienza
a sangrar por el recto. ¿Por qué sangra? Es un endodermo y en fase de
solución tiene que necrosarse el tumor. Este es el primer síntoma que
tiene este señor, una proctorragia. Nadie está acostumbrado a deponer
heces con sangre. Sale corriendo a ver al médico. El médico le hace una
rectoscopía y se encuentra con el tumor. Diagnostica carcinoma de colon y
desencadena lo que ya sabéis. Ese señor ya estaba curado.
Muchos os plantearéis: ¿por qué la gente dejándose a su libre
albedrío en casa no se cura? Es la pregunta que se hace casi todo el
mundo puesto que en 80 o 90% de los casos podríamos dejarlos puesto que
aparece la sintomatología en fase de curación. Hay una teoría y además
esto tiene para mí un particular interés personal que es la teoría de la
metástasis.
Toda la oncología se basa en dos hechos fundamentales. El primer
hecho es el diagnóstico del patólogo, del anatomo patólogo, el que
analiza las células. Toda la clase médica piensa que el patólogo hace
siempre diagnóstico de certeza. El patólogo, como dice Hamer, es siempre
como una tirada de dados. Esto es muy duro. Tengo amigos patólogos y
algunos que trabajan con nosotros que están de acuerdo concretamente en
esta expresión, que es una tirada de dados. Es triste decirlo pero el
patólogo no es nunca capaz de diferenciar una proliferación celular que
se ha formado en un callo de fractura de una proliferación celular con
la que se ha formado un osteosarcoma si no se le dice de dónde procede
la muestra. Es decir no son capaces de diferenciar una proliferación
celular proveniente de una cicatriz de una proliferación celular que ha
formado un cáncer.
El diagnóstico lo da en medicina la concurrencia de tres servicios:
anatomía patológica, oncología clínica y radiología. Pero ninguno por sí
mismo puede hacer diagnóstico certero en oncología..
Ahora, unidos los tres, si esta muestra que le mando al patólogo es de
un señor que ha sido atropellado por un auto hace quince días, con la
imagen radiológica que muestra el corte en el fémur, está clarísimo que
la muestra corresponde a un callo de fractura.
En anatomía patológica en el diagnóstico celular se tienen que dar 10
pasos y en cada uno de esos pasos hay 10 variables. Hay montones de
trabajos en medicina clásica que demuestran que una muestra de tejido mandada a 25 patólogos distintos sin decirles de dónde procede daría 25 resultados diferentes. Y eso es la base fundamental de la oncología.
La espina dorsal de la oncología es la creencia en la teoría de la
metástasis. La teoría de la metástasis está viva desde hace nada menos
que 119 años y la postuló un médico alemán que se llamaba Virchow.
Esta teoría dice que un cáncer originario puede dar metástasis, es
decir otro tumor, en otra zona del organismo mediante diseminaciones
patógenas. Es decir que una célula cancerígena se separa del tumor
originario y la metástasis se implanta luego en el nuevo territorio y
allí se reproduce y da por lo tanto un segundo cáncer.
Hay un hecho que es indudable, que todos lo vemos y es que un cáncer
se puede diseminar por todo el organismo. Un cáncer que hoy lo tenemos
localizado aquí, dentro de seis meses puede estar en cinco partes más.
De alguna manera había que explicar este hecho incuestionable. Sin
embargo las teorías siguen vivas hasta que alguien demuestra que son
falsas o se encuentra otra teoría que sea más creíble que la anterior.
Esta
teoría de la metástasis estuvo vigente hasta los años mil novecientos
sesenta y poco. Si por ejemplo, tenemos un cáncer de hueso en la rodilla
y luego aparece en el pulmón todos pensaríamos que una célula de la
rodilla, caminando por la sangre llega al pulmón y forma un cáncer óseo
en el pulmón. Sin embargo el avance en la electrónica y en los
microscopios demuestra que las células del pulmón son siempre células
pulmonares. Por lo tanto esa célula ósea que ha venido viajando por la
sangre, al llegar al pulmón tendría que formar un cáncer óseo y sin
embargo en el pulmón no encontramos un cáncer óseo. Y en el hígado un
cáncer que no sea hepático. Y en hueso un cáncer que no sea óseo.
Por lo tanto hay que reforzar esta teoría y hay que decir que esa
célula que por otra parte -y esto quiero recalcarlo- que nunca jamás se
ha encontrado en la sangre, esa célula en su camino por la sangre sufre
una metamorfosis y se convierte en el tipo de célula que corresponde al
órgano que va. Esta es la espina dorsal de toda la oncología y la que
desencadena todo el proceso terapéutico oncológico de quimioterapia y
radioterapia.
Es inaudito que con el avance tecnológico y de laboratorio que
tenemos hoy no hayamos podido encontrar una célula viajando por la
sangre cuando somos capaces de encontrar otro tipo de células y todos
los subproductos de una célula (las transaminasas, enzimas). Tenemos la
forma de encontrarlos y medirlos. Sin embargo no somos capaces de
encontrar una célula entera en la sangre. Los japoneses están marcando
células tumorales con radioisótopos radioactivos tratando de determinar
si esas células viajan por el torrente sanguíneo y hasta ahora no se ha
podido ver que alguna célula se ha salido de su tejido y se haya
implantado en otra parte. ¿Por qué? Porque esa teoría es falsa.
Hasta que llega Hamer y demuestra el por qué de las metástasis. Hamer
va a un congreso y dice, miren, lo que ustedes están contando es lo
siguiente: que una célula cancerígena, que es tal porque se ha vuelto
loca, que no sabe lo que hace, se separa de su tumor original, pierde su
conexión con el cerebro pero eso no importa, es autónoma, se pone a
viajar por la sangre aunque nunca se la ha visto. Es tanto como decir
que un canadiense rubio de ojos azules que está loco se hecha a nadar al
mar pero como nadie lo ha visto no sabemos a qué mar se ha tirado. Y en
su andar, cuando está nadando sufre una metamorfosis, según parece
además de loco es superinteligente porque se da cuenta que va a China y
cuando llega a China ya se ha convertido en chino. Miren hasta ahí
podría creerlo. Pero lo que no puedo admitir es que un oncólogo entre
mil millones de chinos pueda afirmar que uno determinado es el
canadiense.
Esta es la teoría de las metástasis: como a una persona se le
encuentra un tipo de cáncer en una pierna todo lo que aparezca a partir
de ese momento aunque no se parezca ni en pintura viene de la pierna.
Entonces cuál es el tratamiento de la medicina clásica, el tratamiento
de la medicina clásica es acabar con esa hipotética célula que está
solamente en la mente de los médicos porque nunca se ha encontrado en el
cuerpo. Acabar con ella como sea, empleando quimioterapia.
Es el caso de una señora a la que se le ha diagnosticado un carcinoma
intraductal de mama. Hay que quitarle la mama mediante cirugía. Es un
bultito que mide un centímetro y está detrás del pezón, está muy alejado
de la parrilla costal, sin embargo se le quita toda la mama. Le hacemos
una mastectomía total. Pero como pensamos en esa maldita célula que se
puede haber escapado vamos a irradiar toda la zona porque de ese modo
vamos a achicharrar no solamente las propias sino también las extrañas. Y
después por si las moscas le vamos a dar quimioterapia lo cual la
persona, que es mucho más fuerte que lo que la medicina se cree,
aguanta. Y al cabo de cinco años, revisión periódica tras revisión
periódica cada seis meses, le aparece una osteolisis. Una
descalcificación de una vértebra o una descalcificación de la cabeza del
fémur derecho. Se le hace una gama grafía ósea y esto basta para
diagnosticar una metástasis de hueso. La pregunta sigue siendo la misma:
¿dónde ha estado esa célula durante cinco años ? Estamos hablando de
una célula que salió hace cinco años de la mama y que ha aguantado
cirugía, radioterapia y quimioterapia (estaría en el fondo del mar,
metida en un cofre, aguantando todas estas historias) y al final,
después de cinco años aparece en el hueso de la cadera y hace decir al
oncólogo que la señora tiene una metástasis ósea.
O
después de 22 años como tengo yo un caso. A los 22 años le aparece una
metástasis. ¡Santo Dios! ¿Alguien conoce una célula que viva 22 años?
Sin embargo esto que lo conocen todos los médicos no es para ni siquiera
pensarlo. Solamente las neuronas viven desde el momento en que nacemos
hasta el momento de morir. Precisamente el único sitio donde no se dan
cánceres, en las neuronas. Lo que pasa es que al no saber, la oncología
está dando tumbos de un lado para otro. Hamer demuestra que esto es
totalmente falso.
¿Y qué es lo que dice Hamer? En un proceso oncológico; cuando se
tiene un cáncer hay un momento en que se produce un shock altamente
traumático, hiperagudo, que te pilla a contra pie y que es vivido en
aislamiento. Es el propio diagnóstico y el proceso oncológico el que va desarrollando metástasis.
Así encontramos una mujer que hace miedo a morir porque tiene 32 años
y le han diagnosticado cáncer. Al hacer el miedo a morir lesiona a
nivel cerebral la zona que corresponde al pulmón y al cabo de dos meses
tendrá una suelta de globos en el pulmón. Y el médico le dirá ¿ves como
era verdad que lo que tenías en el pecho era un cáncer? Y no tiene una
metástasis pulmonar proveniente de la mama. Porque además el intraductal
de mama es un ectodermo y el pulmón es un endodermo, es un
adenocarcinoma. Pero puede que esa mujer no haga miedo a la muerte y
entonces no le sale nada en el pulmón.
De allí el hecho de que las metástasis son imprevisibles. A esa
señora de 32 años no le preocupa la muerte, lo que le preocupa es que
tiene dos hijos pequeños en este mundo y que si ella se muere, sus hijos
van a quedar abandonados y hace un miedo a dejar a sus hijos en la
indigencia y esa mujer tendrá una metástasis hepática en el plazo de
seis meses a un año. Pero puede que no tenga hijos y que aguante toda
esta historia y que no haga metástasis en ningún lado. Le dirán entonces
“lo hemos tomado a tiempo, quédate tranquila, no va a pasar nada.
Te vamos a dar quimio y radio para nada, no se puede haber escapado una
célula“. Pero a esa mujer la someten a un tratamiento de
quimioterapia y además antiestrógenos que le van a quitar la libido. Esa
señora va a perder su apetito sexual y tiene 32 años y un marido joven y
entonces esa mujer al cabo de un tiempo sufre una tremenda
desvalorización de sí misma en el terreno sexual. Y esa desvalorización
sexual afecta a la pelvis y como está en fase activa del conflicto y es
un mesodermo perderá sustancia, es decir se harán agujeritos en los
huesos. Al cabo de dos años a un médico se le ocurre hacer una
gamagrafía ósea y encuentra esos agujeritos y le dice “tienes una metástasis ósea”. Eso ha ocurrido a los cinco años del cáncer de mama. La señora recibe el segundo diagnóstico como diciendo “ya
no tengo escapatoria, si después de cinco años de estar luchando contra
él me vuelve a aparecer ahora ya no tengo escapatoria”. Ahora es
cuando hace miedo a la muerte y aparece la metástasis pulmonar. Lo más
maravilloso de todo es que esto se puede demostrar en el 100 por 100 de
los casos.
La
cuestión es que no son las situaciones en sí las que crean los
problemas sino cómo uno las vive. Uno es responsable de su propia
enfermedad y lo que descubre Hamer es que la enfermedad no es un error de la madre naturaleza,
que la enfermedad no es un fallo del cuerpo humano, del modelo, incluso
que la enfermedad no es un castigo por nuestros pecados ni es una forma
de penitencia. La enfermedad es un programa inteligente de la madre
naturaleza encaminada a decirle a las personas “esta situación que estás viviendo no te conviene”.
Hamer descubre nada más y nada menos que la Naturaleza quiere que
seamos felices y que cuando vivimos y nos empeñamos en vivir una
situación que va en contra de nuestra propia esencia, que va en contra
de nuestra coherencia interior, se desencadena un programa a nivel
cerebral que mediante la lesión de un órgano nos pone en aviso.
Hamer ha llegado a encontrar la relación causa-efecto de
prácticamente el 90 % de las enfermedades. Figuran en una tabla de
varias columnas, tipo de enfermedad, el conflicto que la produce, cómo
evoluciona a nivel orgánico en fase activa del conflicto y cómo
evoluciona a nivel orgánico en fase de solución y el foco de Hamer en el
cerebro. Esta tabla es una máquina de hacer medicina.
Somos nosotros los causantes de nuestra propia enfermedad,
no podemos echarle la culpa a otro. Se acabó eso de decir la naturaleza
ha fallado en mí, la mala suerte, el castigo divino y ahora voy al
médico para que me cure haciendo abandono de nuestra propia
responsabilidad. En la medida que se resuelva el conflicto la enfermedad
se cura y no hay tu tía y cualquier cosa que haga el médico no podrá
curar si el conflicto está activo. Se acabó eso de ir al médico para que
el médico resuelva el problema.
Ahora el médico podrá dar las cartas de navegación. Dirá -la
enfermedad viene por aquí-, lo que está tratando de decir es -cuando una
persona está viviendo una situación indigesta está haciendo un cáncer
de estómago y en este momento en la curvatura mayor del estómago se está
desarrollando una masa tumoral en base a células hiperproductoras de
ácido clorhídrico que se necesitan para digerir-. Mientras no se
resuelva el problema y no deje de indigestarse con la situación ya se
podrá quitar el estómago o cualquier otra cosa, pero la enfermedad
seguirá adelante.
En los scanners cerebrales nos encontramos por ejemplo con conflictos
de pérdida. Un conflicto de pérdida de un ser querido afecta en mujer a
ovarios y en varón a testículos, los conflictos de territorio afectan
las arterias coronarias, conflictos de frustraciones de tipo sexual,
conflictos de desvalorización. Hay un completo mapa cerebral con los
diferentes conflictos.
Nos encontramos con que si agrupáramos todos los tipos de conflicto
del mapa cerebral nos encontraríamos con dos grandes tipos de conflicto.
Los demás son matices de ellos. Dependiendo del matiz es el órgano que
se ve afectado. Estos dos tipos de conflicto en los que cae el ser
humano son conflicto de apego y conflicto de desamor. Y no hay más.
En el caso del apego por ejemplo un señor que tiene una fábrica y la
fábrica se le viene abajo: contrariedad indigesta, contrariedad en el
territorio, pérdida económica, se me viene todo abajo, ya no puedo más,
¿qué va ser de mis hijos ?, guarradas, pérdida de amigos-
En
el caso de desamor nos encontramos muy a menudo con el conflicto de
desvalorización. La desvalorización es un conflicto de desamor con uno
mismo. Un conflicto de desvalorización intelectual afecta las vértebras
cervicales y en fase activa del conflicto perderá sustancia
(descalcificación) y en fase de recuperación habrá recalcificación y
allí es cuando duele. Sólo duele en fase de solución. Para recalcificar
el hueso se tiene que distender el periostio y eso es lo que produce el
dolor. La desvalorización siempre se relaciona con los huesos y tiene
múltiples matices.
La desvalorización afecta a huesos, músculos y ganglios. Del matiz de
la desvalorización depende la zona del cuerpo en la que va a aparecer
el conflicto. Los ganglios linfáticos son conflictos de leve
desvalorización de sí mismo. Los músculos se ven afectados por una
moderada desvalorización de sí mismo y los huesos por una gran
desvalorización de sí mismo.
Los ganglios linfáticos son un mesodermo que en fase activa del
conflicto pierden sustancia y entonces tenemos una persona que tiene una
leve desvalorización de sí mismo por ejemplo un conflicto de territorio
(su casa, sus posesiones, su trabajo, incluso su territorio afectivo).
Al perder sustancia se hacen agujeritos en el interior del ganglio, se
convierte en un queso gruyère. Esta situación no da sintomatología ni
puede detectarse por radiografía y no vamos a ir al médico a que me
saque algunos ganglios para verificar esto. La fase activa del conflicto
pasa desapercibida. Al producirse una revalorización comienza la etapa
de solución. La orden cerebral ante el conflicto resuelto es que se
rellenen los agujeros. La única manera de rellenar estos agujeros es
generar material extra y se produce un edema. Vamos al médico que decide
sacar un ganglio y se encuentra con células en reproducción y el
diagnóstico es linfoma de Hodkin. Justo cuando se estaba curando. El
médico dice que como estas células en reproducción son malignas hay que
sacarlas y por lo tanto establece un tratamiento con quimioterapia. Pero
el cerebro siempre gana. ¿Cómo codifica el cerebro esta agresión? La
codifica como agresión: -no me dejan curar-. El cerebro no sabe en qué
facultad estudió el médico, no sabe de las buenas intenciones del
médico. El cerebro codifica los hechos: -si estoy mandando una orden de
rellenar agujeros y un gracioso me mete quimio para evitar que las
células se multipliquen debo dar una orden de aumentar la producción de
células-. De ese modo estamos jugando al ratón y al gato. ¿Qué hacemos
con un linfoma de Hodkin ? Pues nada, tranquilos. Después de seis meses
ya habrá pasado todo.
Yo pido perdón por estar fumando. Desde que me enteré que no produce
cáncer ya no lo dejo. Tengo que aclararlo porque el tabaco es malo. Es
un tóxico y ya hemos dicho que las leyes de Hamer no se cumplen en estos
casos. Aquí no hay conflicto de Hamer. La nicotina y el alquitrán son
tóxicos directos sobre los bronquios y eso más tarde o más temprano
termina en una bronquitis crónica obstructiva. Lo que nunca puede
producir es cáncer. Pero sin embargo este paquete de cigarrillos, puede
producir cáncer de pulmón. Tiene un texto que dice “Las autoridades
sanitarias advierten que el tabaco puede afectar seriamente la salud” y
en otros dice “las autoridades sanitarias advierten: fumar provoca
cáncer”.
Esto es mentira. Pero en la consulta tengo casos reales. A un señor
padre de cinco hijos le están diciendo continuamente -papá no fumes,
papá no fumes…- Una mañana se levanta y como tiene una bronquitis
obstructiva y las secreciones pulmonares se remansan por la noche ya
que los cilios de los bronquios no pueden moverse libremente por acción
del tabaco, tiene que provocar la tos matutina del fumador para
expectorar. Pero como tiene una irritación continua de la faringe por
culpa del tabaco tiene las venillas a flor de piel y un día al
expectorar explota una venilla y cae en el lavabo un esputo con sangre.
Entonces el hombre dice: -zás, ya está aquí, me lo pillé-. Es un shock
síquico, altamente traumático, que lo pilla a contrapie y lo vive en
aislamiento por que se asusta y calla. -No voy a ir al médico, para qué,
mira que me lo han dicho veces…- y está noche y día dándole vueltas al
tema y tiene la mala suerte que a los tres días se repite el esputo con
sangre. Tarda tres meses en ir al médico. Tres meses que vive con una
angustia de muerte. Cuando va al médico tiene ya un nódulo pulmonar, un
adenocarcinoma de pulmón. Si hubiera ido el primer día no le hubieran
encontrado nada. Fue el miedo lo que le causó el cáncer de pulmón.
El moderador invita a hacer preguntas.
Pregunta: Me diagnosticaron un cáncer de ganglios inguinales. Me
hicieron cirugía, quimioterapia y radioterapia. Cuando estaba en el
hospital mi señora contactó con un colega suyo y le explicó lo que me
habían hecho y la sintomatología que tenía. Ese médico le dijo que no
nos preocupáramos que ya estaba curado. De hecho eso es lo que a mí me
ha resucitado. He pasado por la quimioterapia y por la radioterapia, me
han arrasado toda la ingle, los testículos. He pasado todo eso y ahora
estoy perfectamente bien.
Moriano: Usted estará conmigo en que el estado de ánimo que provoca
el diagnóstico de cáncer y el estado de ánimo que provoca la utilización
de terapias agresivas y mutilantes son los verdaderos responsables de
las metástasis y significa que ha ocurrido un nuevo conflicto. Si usted
ha entendido todo esto sabrá que a partir de ahora podrá seguir estando
igual que como está ahora. El problema es que como pasamos cada cierto
tiempo por revisiones, no faltará un gracioso que encuentre un nodulito y
propondrá realizar otra vez terapéuticas agresivas. Yo les recomiendo a
mis pacientes que no pasen más por la medicina clásica. No porque
tengan malas intenciones. Yo soy un médico clásico, yo vengo también de
la física médica, no vengo de las medicinas alternativas y he hecho eso
antes y he trabajado del mismo modo que ellos. No tienen malas
intenciones pero tienen un desconocimiento total. Hoy día la pregunta
que me hago es ¿se puede hacer un buen diagnóstico sin conocer las leyes
de Hamer? ¿Se puede hacer un buen diagnóstico sin conocer como se
comporta un tejido en fase activa y en fase de solución? ¿No sabiendo
que detrás de eso hay un conflicto? ¿No sabiendo que hay que resolver el
conflicto? Que hay que hallarlo y luego resolverlo. La respuesta es no.
Y si no se puede hacer un buen diagnóstico no se puede hacer un buen
tratamiento. Debemos considerar los resultados. El 95% de todos los
tipos de cáncer se curan.
Pregunta: ¿El tratamiento consiste en sugestionar al paciente
para que viva más contento o existe algún tipo de terapéutica más
agresiva?
Moriano: Verá. Existe como decíamos antes un diagnóstico. Cuando el
paciente llega a la consulta el diagnóstico es fundamental y el
diagnostico cubre los tres niveles: el síquico, el cerebral y el
orgánico porque tiene que ser simultáneo. Es decir si una persona está
curada lo está a los tres niveles y si está enferma lo está a los tres
niveles. Si síquicamente está viviendo el conflicto tiene la imagen en
diana a nivel cerebral y a nivel orgánico tiene los síntomas de la fase
activa del conflicto. Puede ser que en un momento no tenga ninguna
sintomatología porque el órgano afectado no da sintomatología en la fase
activa aunque esté la lesión. Es el caso de los ganglios como lo
comprobó Hamer haciendo biopsia de ganglios de una persona en conflicto
activo.
Todo esto es alucinante. Esta medicina está a años luz y es una
ciencia matemática. Se llega al diagnostico desde cualquiera de los
vértices. Dime que sintomatología tienes en el órgano y yo ya sé si es
sintomatología activa o de solución. Sabiendo el órgano sé el tipo de
conflicto y sé el tipo de imagen que voy a encontrar en el cerebro.
Dadme un scanner cerebral y digo que órgano está afectado, en qué fase
se encuentra la enfermedad, si en fase activa o de solución y cuál es el
conflicto que la está produciendo. Dime que conflicto tienes y te diré
qué órgano se está lesionando y que está apareciendo en el scanner
cerebral. Con estas tres herramientas el diagnóstico es prácticamente
infalible.
El tratamiento: Ante un conflicto sólo quedan dos soluciones: o se
deja de vivir conflictualmente la situación o se separa uno de ello.
Tenemos un paciente con un carcinoma gástrico porque tiene una situación
totalmente indigesta con su jefe. Son cinco trabajadores que trabajan
bajo un mismo jefe, el jefe se comporta del mismo modo con todos y
solamente uno vive esa situación de manera conflictual. La jugada es o
deja, como los demás, de vivir conflictualmente esa situación o se
separa del grupo, se cambia de trabajo e inmediatamente se desencadena
la fase de curación.
El conflicto hay que resolverlo emocionalmente. Hay matrimonios que
viven su relación conflictualmente. Pues o dejan de vivirla
conflictualmente o se separan porque sino la naturaleza se encarga de
separarlos. La cuestión no es administrar fármacos. Nuestro trabajo
consiste en darle al paciente las cartas de navegación. Decirle: Tu
problema es este, te viene por esto y esto es lo que tienes que
resolver. Lo que la naturaleza te está tratando de decir es que aquí
estás viviendo una situación que no te conviene, o dejas de vivirla o te
separas de ella. El trabajo de la Nueva Medicina consiste en utilizar
todas las terapias que están disponibles tendientes a aliviar la
sintomatología de la fase de solución y por supuesto a resolver el
conflicto. Es decir el tratamiento de los síntomas de curación en la
medida en que podamos aliviarlos siempre y cuando con nuestra actuación
no cortemos la orden cerebral de curación o nos arriesguemos a generar
un nuevo conflicto. Es decir que nuestro tratamiento es muy sencillo y
al mismo tiempo muy complicado. El dolor en el hueso es la fase de
curación y esa persona será pautada inmediatamente en el hospital con
morfina. Pero con la morfina cortamos la orden cerebral. El enfermo se
muere, muy tranquilo pero se muere.
Pregunta: Quisiera que hablara sobre el cáncer en niños, especialmente la leucemia.
Moriano: Primera barbaridad. La leucemia es una mala interpretación
total y absoluta de la oncología. La leucemia no es un cáncer. Es la
fase de recuperación de un cáncer de hueso, de médula ósea. La leucemia
solo puede aparecer cuando la persona se está curando. Como en el caso
del cáncer de mama la fase activa de la enfermedad es la pérdida de
sustancia. En el caso de médula, la pérdida de médula. En la fase de
curación llega una orden de hematopoyesis, de producción masiva de
células sanguíneas. Al no haber la suficiente médula ósea para
producirlas, produce inmaduros. Es la aparición de blastos. Nunca jamás
un exceso de blastos en sangre ha matado a alguien. Sin embargo se los
considera como enemigos y se da quimioterapia. ¿Por qué aparece en los
niños? Es la fase de curación de un conflicto tremendo de
desvalorización de sí mismo. Es muy difícil pensar que un niño de un año
se sienta desvalorizado.. En este punto Hamer da un bombazo a todo esto
de la ingeniería genética. Hamer se dedicó algún tiempo a hacer
scanners de niños recién nacidos. Con el scanner cerebral del niño se le
puede contar todo el embarazo a la madre. Hamer comprueba que el niño,
en el vientre de su madre tiene plena conciencia de todas las vivencias
de su madre y que vive los conflictos en el claustro materno y que
cuando se separa de ella puede provocar la fase de solución. El 90 % de
los cánceres en críos menores de tres años son fases de solución,
calificadas como cáncer pero no son cáncer, son la fase de solución de
los conflictos vividos en el vientre de la madre.
Viendo un scanner de un niño recién nacido se le puede contar a la
madre todo el embarazo. Esa estúpida idea de que el niño en el vientre
de la madre no se entera de nada es una auténtica payasada que se puede
tirar por tierra científicamente.
Hamer nos ofrece esta Nueva Medicina. Ha encontrado el cáncer donde
no pensábamos que estuviera. Ha encontrado la solución donde no
esperábamos que estuviera. Ya no está en el médico sino en uno mismo. Y
ahora resulta que una úlcera de estómago provocada por un jefe que es un
bandido machacador con los que están debajo de él, con el tiempo podría
convertirse nada más ni nada menos que en una enfermedad laboral. Esta
Nueva Medicina dice que tenemos que ser coherentes con nosotros mismos,
no con el vecino. Es nuestra vivencia personal, nuestra incoherencia la
que crea el problema, probablemente porque creamos una escala de valores
que no va con nosotros mismos.
Se acabó aquello de que mi niño tiene que ser ingeniero porque yo soy
ingeniero. Mi niño tiene que ser lo que sea coherente con él. Cuántos
hay que tienen conflictos porque fueron obligados a ser lo que no
querían ser o porque han elegido ser lo que no debían ser.
El niño de tres años se cura de leucemia sin quimioterapia.
Esperando. Porque en 8 semanas los blastos empiezan a bajar y suben los
hematíes. Y mientras tanto hay un solo tratamiento posible en niños o en
adultos, si tiene anemia habrá que transfundir hematíes, si tiene bajos
los leucocitos habrá que administrarle antibióticos para evitar las
infecciones y si tiene bajas las plaquetas habrá que transfundirle
plaquetas para evitar las hemorragias. A diferencia de la medicina
clásica se deja reproducir las células y no se las mata con
quimioterapia."
Todo símbolo es “un transformador de energía”, lo que equivale a decir que la concentración en un símbolo provoca respuestas energéticas, emocionales y físicas.
Terapeuta Transpersonal .Consultora en Decodificacion Bioemocional Y Reorixins.
- Marcela Almazan
- Psicoterapeuta Transpersonal .Diploma de Honor en el 1º Congreso deAmericano de Psicoterapia Junguiana. Directora de curso de la Escuela Argentina de Psicologia Humanista de la Rep. Arg. Decodificacion Bio- Arquetipal/Terapia de Regresiones.Certificada por el COLEGIO DE PROFESIONALES EN PSICOLOGIA TRANSPERSONAL DE LA REPUBLICA ARGENTINA. y Psique, Sociedad Gestaltica Latinoamericana SAS
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